Laboratorio de la Miel por Abejedario
Miel Coyote
Miel Coyote
Miel Coyote
Hay mieles que saben “rico”…
y Coyote, que sabe a desierto vivo.
Esta miel nace cerca del semidesierto de Tehuacán, en Puebla, un lugar donde el calor dibuja espejismos, las noches se llenan de estrellas y el silencio tiene sonido propio.
En este paisaje duro, luminoso y lleno de vida escondida, las abejas encuentran algo que no existe en otros ecosistemas:
los azúcares naturales del desierto, esos néctares raros que nacen de plantas que resisten lo imposible.
Por eso es blanca, suave y cremosa, con un sabor limpio que viene directo de las floraciones de mezquite y huisache—dos especies que florecen cuando casi nada más lo hace.
¿Por qué se llama “Coyote”?
Porque en este apiario, al caer la tarde, los coyotes se acercan y cruzan el paisaje como si fueran parte del ritual del desierto.
A veces se escuchan.
A veces solo pasan.
Pero su presencia te recuerda que este territorio sigue siendo salvaje.
Imagina un paisaje tipo “coyote y correcaminos”, pero real:
montes bajos, luz dorada, aire seco,
y un cielo tan claro que parece que las estrellas están colgadas a unos metros del suelo.
Ahí, justo ahí, trabajan las abejas.
El resultado es una miel con una dulzura distinta:
una dulzura desértica, más limpia, más delicada, más pura.
¿Qué la hace única?
– Nace de los azúcares naturales del semidesierto.
– Su blancura refleja floraciones resistentes y poco comunes.
– Viene de un ecosistema donde cada planta es supervivencia pura.
– Sabe a territorio: mezquite, huisache, tierra cálida y noches estrelladas.
Miel Coyote:
suave, desértica y luminosa.
Una miel nacida donde los coyotes pasan y las estrellas brillan más cerca.
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